Brainstorming o tormenta de ideas.
El primer autor que ideó la técnica de la tormenta de ideas
fue Osborn (1954) que basó su idea en cuatro principios fundamentales:
Diferir o aplazar el juicio. Es decir, separar la fase de
generación de ideas a la de la evaluación.
Dejar volar la imaginación. Todas las ideas son aceptadas.
Producir el mayor número de ideas. Cuantas más ideas más
posibilidades de que alguna sea brillante.
Combinar y mejorar las ideas de unos y otros
La idea tiene como objetivo crear una lista tan larga como
sea posibles de posibles soluciones aun determinado problema para finalmente
valorarlas y seleccionar aquellas que sean mejores o más brillantes en base a
los supuestos (discutibles) de que la cantidad ocasiona calidad y que el
pensamiento en grupo es superior al pensamiento individual. Se divide en tres
fases:
Planteamiento del problema.
Descubrimiento de las ideas: expresar ideas.
Descubrimiento de soluciones: valoración de las ideas
propuestas, modificación y elección de la mejor.
Desarrollo de una sesión de brainstorming.
Hay algunos aspectos prácticos a tener en cuenta al hacer
una sesión:
Escoger un secretario que anote las ideas, a poder ser
escribirlas en un papel para su visualización en grupo. En el caso de una
sesión individual se pueden generar una mapa de ideas.
Elegir un moderador. Sobre todo para los casos de los grupos
de más de 4 personas. Alguien que limite y ponga orden al debate.
Mantener el ambiente relajado y alegre. Para fomentar este
ambiente antes de iniciar el tema principal se puede plantear la resolución de
un problema más banal en tono de humor como por ejemplo: como abrir una nuez
solo con un palillo.
Limitar la sesión. Es contraproducente que la sesión dure
más de 30 minutos.
Hacer copias. Pasar a limpios las ideas generadas.
Añadir y evaluar. Al día siguiente, no el mismo día, el
grupo deberá volverse a encontrar para volver a revisar las ideas anotadas y
evaluarlas para desarrollar las ideas más relevantes.
Idea Checklist o listas de comprobación.
La técnica de listas de comprobación es similar a la técnica
de la tormenta de ideas, y se basa en la elaboración de preguntas que ayuden a
estimular la generación de ideas.
Sugerencias para elaborar estas listas de comprobación:
Adaptar: coger ideas de otras fuentes y modificarlas. Por
ejemplo, nutrirse de ideas a existentes.
Modificar: coger la idea seleccionada y modificar su
aspecto. A partir de la idea base moldearla para darle nuevas formas.
Sustituir: cambiar atributos de la idea o producto creado.
Disminuir: quitar atributos de la idea.
Aumentar: ampliar los atributos del producto creativo.
Invertir: caso especial de reorganización de ideas.
Combinar: juntar varias ideas que parecían no relacionarse
en un principio.
Attribute Listing o lista de atributos.
Según esta técnica, las ideas creativas surgen cuando se
modifican las cualidades esenciales del producto creado. Implica por tanto una
serie de pasos sucesivos que modifican las cualidades del objeto o idea o bien
se le transfieren una cualidad e otro objeto. La técnica se basa en dos
procesos:
Modificación: identificación de las características
principales del objeto y realización de un listado para generar después ideas
que modifiquen cada una de las características para a continuación observar qué
sucede con ese cambio.
Transferencia: se utiliza el pensamiento analógico para
encontrar ideas u objetos más o menos
semejantes al que queremos modificar para identificar en éste los atributos que
queramos transferir a nuestra idea. Se incorporan y se observa lo que sucede
con el resultado.
Synectics o sinéctica.
El objetivo de esta técnica es resolver los problemas usando
diferentes analogías. En una primera fase se convierte lo extraño en familiar,
para ello se debe relacionar las características más extrañas de una idea con
las conocidas. A continuación se pasa a convertir lo familiar en extraño para
poderlo contemplar desde otro punto de vista. Para esto existen cuatro
mecanismos principales:
Analogía personal: identificarse con el problema para
convertirse en parte del mismo.
Analogía directa: pensar en problemas parecidos de otros
campos de actuación para ver como se resuelven.
Analogía simbólica: utilizar imágenes objetivas para
resolver el problema.
Analogía fantástica: imaginar soluciones alejadas de la
realidad para resolver un problema, para posteriormente adaptarlo a la
necesidad real.